El reto de este proyecto era diseñar un laboratorio de innovación dentro de la universidad. Había un espacio y había que darle forma. Es así que a través de un proceso de exploración y experimentación se entendió como el espacio debía servir a los diversos stakeholders de la universidad, en especial, a los alumnos.

El primer año se realizaron diversos eventos y espacios con alumnos, profesores, personal administrativo, facultades y organizaciones y se entendió como trabajar con ellos. En el segundo año el trabajo fue más ordenado, el laboratorio de innovación se utilizaba desde las facultades/carreras, centro de emprendimiento y otras áreas para impactar en el los usuarios finales, los alumnos de diversas formaciones (pregrado, posgrado y educación ejecutiva).

A fines del segundo año, el trabajo del laboratorio de innovación era claro y tenía mucha afinidad con el Centro de Emprendimiento y por ello pasó a ser parte de este. No solo para complementar la oferta de servicios a emprendedores sino para afinar el impacto. Se trabajo en un programa claro, con charlas, talleres, bootcamps, programas y eventos masivos como UP Talks.

El usuario principal era el alumno y los emprendedores, pero muchos de los eventos eran para el público en general interesado. Teníamos claro lo que funcionaba y lo que no y en adelante la idea era seguir escalando. Mi trabajo culminó a inicios del 2018, antes de irme a la maestría.